Campaña tras campaña electoral, gestión tras gestión municipal; por décadas, candidatos en tiempos electorales hacen “lluvia” de promesas en honor al deporte, y luego como autoridades, en su mayoría gobiernan distantes a la actividad física y el deporte social. Los errores son los mismos y las excusas las de siempre: como pensar que el deporte se reduce en promover la competencia y la infraestructura; o tal vez por “herencia”, ejecutar una réplica de actividades de gestiones pasadas, o compartir la frase “no hay presupuesto” como símbolo y emblema para el deporte y ¿Qué de desarrollar políticas deportivas municipales?, o ¿Qué de articular y estructurar programas y planes de desarrollo socio-deportivos?, o ¿Qué de promover el deporte como herramienta de desarrollo social?, o mejor aún ¿Será posible el deporte en la necesidad de promover la salud y prevenir la enfermedad?
El 2 de octubre, como suele suceder en cada proceso electoral, se renuevan esperanzas y se generan expectativas de una realidad diferente y mejor para el deporte, deportistas y sociedad en general; pero ¿qué tan pronto llega la desilusión o se fortalezca la esperanza? Ello depende de quién llegue al poder, sin embargo, una “semblanza” aparece a los 100 días o 12 primeros meses de gestión.
Un candidato ajeno al deporte, quizá nunca comprometa en promesa, de forma específica, un porcentaje de presupuesto e inversión para el desarrollo deportivo comunitario (siendo aparte y otro tema la tarea de la infraestructura); así mismo, muchos personajes, declarados y confesos “amantes del deporte” aparecen en campaña, pero en gestión suelen tener participaciones discretas, ¿será el “sistema” o el desconocimiento quien apaga sus ímpetus y buenas intenciones? o como suele suceder, son manejos sin meritocracia o espacios arrimados en una esquina de la gestión. La pregunta: ¿Estaremos frente a un cambio o a una “réplica” de lo ya conocido?
Mg Franz Rivera Mansilla
Psicólogo Deportivo
@franz.riveramansilla