sábado, 26 de marzo de 2011

LAS COMPETENCIAS DIRECTIVAS QUE ENSEÑA EL OCEANO / ENTREVISTA AL PSICOLOGO FRANZ RIVERA MANSILLA

El mar atrae a poetas y... hombres de negocios. Los deportes náuticos, más allá de ser símbolos de estatus, tienen una complejidad tal que mejora habilidades muy útiles en tierra.

Autor: Daniela Arce

Imagínese que se encuentra en un yate y que va rumbo mar adentro para practicar vela. Probablemente tenga que hacerse cargo de un grupo o, bien, asumir que tendrá que intercambiar roles con el equipo, así como enfrentar los vientos y las condiciones del mar.

Si hay una razón que hace atractivo estos deportes para los ejecutivos es su complejidad. 
Así, hombres y mujeres de negocios pueden recrearse, pero también desarrollar habilidades directivas poco explotadas, por lo que es tan habitual ver empresarios, directivos y gerentes en la mar (y no sólo porque sea oneroso).

En las actividades náuticas y acuáticas se pueden fomentar competencias directivas como la toma de decisiones, trabajo en equipo, planeación estratégica y liderazgo

Estas se desarrollaran debido a las dificultades complejas que se deben afrontar, pues la aventura está mucho más presente, “porque se realizan en un medio 'inestable' como el agua, que desde ya tiene una repercusión sobre psiquismo humano. Hay que recordar que el hábitat de los seres humanos está desarrollada sobre la tierra, el suelo firme y no el agua”, explica el psicólogo Franz Rivera.

Es este escenario complejo el que contribuye a que las personas -a nivel individual y colectivo- se ponga a prueba, dice Dante Nieri, psicólogo deportivo de Dantenieri, pues es ahí donde el manejo de la presión se vuelve fundamental. “Mientras menos recursos se tiene más estrés. Aunque puede haber estrés positivo y negativo, la presión se vive en función de los recursos en relación a la demanda. Entonces, mientras más herramientas tenga mejor lidiare con la presión”, dice.

Al ver las bondades que tiene el practicar estos deportes es que el número de ejecutivos que se inscriben en cursos o de empresas que solicitan clases para los suyos, ha crecido. Así lo aseguran al menos la Academia de Buceo Scuba Chile



(Fotografía: Adam Short, www.sxc.hu)

En ésta los cursos asociados al desarrollo grupal o al coaching, que son solicitados por la compañías, se han incrementado en un 300% durante lo que va del 2011, en comparación con años anteriores. “Los ejecutivos han aumentado en mayor cantidad, en un 500%, ya que son muchos sus pares que ya lo realizaban, y han seguido sus consejos de una actividad sana y enriquecedora”, dice Christian Gajardo, instructor de buceo de Scuba.

“Existen consultoras como 2BM (Daniel Briones- Socio Gerente) que nos contrató para realizar una actividad de coaching con los gerentes de área del retailer chileno D&S, hoy de propiedad de Wal-Mart, para desarrollar algunas habilidades de confianza y trabajo en equipo. 

"También nos contrató IDIEM -un spin off de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile- como premio a sus ingenieros y arquitectos, y para que aprendieran a bucear y mejoraran ciertas habilidades”, comenta Gajardo.

¿Cómo los ejecutivos van internalizando las competencias asociadas a estos deportes? 

A continuación algunas pistas.

Trabajo en equipo: En estas actividades -en especial en los deportes de embarcación- se debe estar constantemente coordinado con el equipo o con aquellos que trabajan de forma externa, como el entrenador, por ejemplo. “El tener que manejar los mismos códigos es imperativo, porque en el mar nadie puede ir por su lado. Hay una embarcación, que representa la cohesión social y obliga a las tareas”, explica Nieri. 

“En esto da igual que se trata de una actividad ejecutada por amigos, pues esa condición de amistad no asegurará que se logre la cohesión ni el éxito de la tarea. Se logra clarificando junto al grupo los objetivos, que contribuye a que los miembros del equipo se identifiquen con los otros. Porque se pueden ser sólo compañeros, incluso, llevarse mal, pero si se comparten las mismas metas todo irá bien”, dice Nieri.

Cambios de roles: A su vez, es preciso que los roles cambien, pues las circunstancias definen los líderes. “En la embarcación  mantener un orden y jerarquía es más complicado. El liderazgo se comparte y las habilidades se administran en función de la demanda, como por ejemplo, ser más especialista en climas”, explica Nieri.

Relaciones interpersonales: El mar permite, y más en el caso del buceo, que los vínculos se estrechen. “Los principios básicos del buceo es trabajar en equipo y principalmente en duplas. Instancias en que se aprende a adecuarse a las características de otro. No porque una persona patalee más lento se le deja sola, así el equipo o grupo de trabajo, busca formas de adecuarse”, explica Gajardo.

Toma de decisiones: “El éxito de los negocios radica justamente en saber tomar decisiones y sobre esas decisiones seguir tomando otras decisiones. Si tu deporte te exige físicamente y te empuja a decidir constantemente, entonces ello, en algún momento, ha de trasladarse y plasmarse en los negocios”, opina Rivera. 

En estas actividades la capacidad de resolución es aún más aguda que en los negocios u otros deportes, porque una mala determinación, algo no bien aprendido, mal planificado o un exceso de confianza, pueden generar la perdida de un equilibrio que no tiene que ver solo con lo inestable del mar.

Planeación estratégica: Si para agrupar a un conjunto de persona y ' remar para el mismo rumbo' se requiere trazar metas, éstas han de obligar una planificación que produzca compromiso en el equipo.

“Cuando se bucea en grupos debe haber una coordinación previa de los lugares que se visitarán y las maneras de llegar, como también establecer quién irá primero, quién lo seguirá y a qué velocidad. También deberán existir formas preestablecidas de -por ejemplo- chequeo del aire. Tienen que haber protocolos en caso de extravió en las profundidades máximas entre tantas otras cosas”, dice Gajardo. Todos acuerdos que deben establecerse antes de sumergirse, pues después se acaban las palabras.

domingo, 13 de marzo de 2011

PSICOLOGIA EN EL ARBITRAJE

Ps. Franz Rivera Mansilla

Los psicológicos del deporte han ignorado esta área; sin embargo creemos que su intervención en ella puede suponer un cambio trascendental para el deporte. Si la introducción de procedimientos tecnológicos de medición en los diferentes deportes representó un avance considerable, algo similar cabe esperar si logramos mejorar la objetividad en los deportes que requieren un juicio humano sin ayuda instrumental.

Analizaremos la intervención psicológica en relación al reglamento y al comportamiento de árbitros y jueces.
El reglamento es un elemento del deporte y, por consiguiente, el psicólogo ha de dedicar sus esfuerzos a contribuir a su mejora, que puede concretarse en tres aspectos: mejora de las descripciones de las relaciones a observar; mejora de las valoraciones, y mejora de los procedimientos de observación y registro.
Revisar los reglamentos, buscando los factores que puedan disminuir la objetividad, fiabilidad y validez de las observaciones. La ayuda de los jueces y árbitros, entrenadores y de los propios deportistas pueden ser crucial para identificar los principales problemas y para sugerir vías de solución.

Cuatro son los principales temas en los que la psicología podría aconsejarles:

Los factores del campo psicológico. Ayudarles a identificar el conjunto de factores que influyen en sus decisiones durante la competición, pueden ser muy instructivos y gratificantes para ellos.

Enseñanza de la discriminación. Programar pasos sucesivos de dificultad creciente puede contribuir a mejorar la precisión de sus discriminaciones, a diferenciar expresiones auténticas de las “simulaciones” (menos errores).

Dinámica de la competición. Cada competición tiene su propia historia, su dinámica, de modo que árbitros y jueces no han de interactuar solamente con unas acciones de los deportistas, sino con una secuencia específica de acontecimientos.

Reducción de la “ansiedad” precompetitiva y durante la competición. Los jueces y árbitros suelen estar sometidos a fuertes “tensiones de responsabilidad”, especialmente en las grandes competiciones, por lo que se les entrena en diversas estrategias de autocontroL (SDP)