“Se permite actividades
deportivas profesionales que no impliquen contacto físico directo, como también
el fútbol profesional” (Martín Vizcarra, 22/05). Inicia el fútbol, quizá como
factor productivo y auxilio a la salud mental de un sector; será un reto que
pondrá a prueba la disciplina y los protocolos de bioseguridad. En ésta nueva
normalidad se estrechan vínculos con las “cámaras de TV” y se da distancia
social con hinchas y demás.
El deporte como
expresión de valentía y coraje, debe superar cualquier actitud de desdén y
autosuficiencia, porque en tiempos de pandemia, éstos pueden retrasar la
adaptación o generar resistencia mental a los diversos protocolos. En España,
Buceta, J. y Ramirez, P. (psicólogos) refieren que el confinamiento pasa
“factura”; siendo importante tener la mente limpia, sana y en condiciones de
competir; superando los bloqueos mentales y debiendo saber cambiar el
pensamiento para evitar la queja y el pesimismo; enfocándose en uno que sea
útil y positivo.
En Alemania,
Hans-Dieter Hermann (psicólogo), analiza y clasifica a los futbolistas con
relación al juego en estadios vacíos: -hay quiénes se ponen en forma cuando
tienen público, para ellos será más difícil; -habrán bastantes en quiénes la
situación será inusual, pero rápidamente adoptarán el modo de competición por
la presencia de los medios de prensa; -habrán otros que jugarán a toda máquina,
libre de las condiciones y -pocos serán los que se sienten menos presionados,
por el público ausente, jugando más liberados”. En el Perú, se definirán los
rasgos del futbolista, condicionados al factor mental.
Las familias no serán
ajenas a la necesidad de protegerse del contagio; y los clubes, sabiendo que
son parte del soporte mental del futbolista, tendrán que extender asertivamente
sus líneas de acción. La nueva normalidad dicta que hay mucha distancia por
hacer y andar; y “la actitud es una pequeña cosa que marca una gran diferencia”
(Wiston Churchill).
Mg Franz Rivera Mansilla
Psicólogo Deportivo
@riveramansilla